Aprende a limpiar tu parrilla como un experto, descubre su historia y prepara una deliciosa receta para disfrutar de tus asados.
Ingredientes:
1 rack de costillas de cerdo
2 cucharadas de aceite de oliva
2 cucharadas de paprika
1 cucharada de ajo en polvo
1 cucharada de cebolla en polvo
1 cucharadita de comino molido
1 cucharadita de pimienta negra molida
Sal al gusto
1 taza de salsa barbacoa (casera o comprada)
Preparación:
Prepara las costillas: Retira la membrana de la parte posterior de las costillas y seca con papel absorbente.
Prepara el adobo: En un tazón, mezcla el aceite de oliva, paprika, ajo en polvo, cebolla en polvo, comino, pimienta y sal. Unta esta mezcla sobre ambas caras de las costillas.
Precalienta la parrilla: Calienta la parrilla a fuego medio-indirecto (aprox. 150°C o 300°F).
Asa las costillas: Coloca las costillas en la parrilla, del lado de la grasa hacia abajo, y cocina durante 1.5-2 horas, volteándolas cada 30 minutos.
Aplica la salsa: En los últimos 15 minutos, pinta las costillas con salsa barbacoa por ambos lados.
Sirve: Retira las costillas de la parrilla, déjalas reposar 10 minutos y corta entre los huesos. Sirve con más salsa barbacoa al lado.
Consejos para Mejorar el Sabor:
Usa leña o carbón: Si tienes una parrilla de carbón, agrega trozos de leña de manzano o mezquite para un sabor ahumado adicional.
Marina las costillas: Para un sabor más intenso, marina las costillas en el refrigerador durante la noche con una mezcla de cerveza, ajo y especias.
Controla la temperatura: Mantén la parrilla a temperatura constante para evitar que las costillas se sequen.
La parrilla, tal como la conocemos hoy, tiene sus raíces en las antiguas técnicas de cocción al fuego utilizadas por nuestros ancestros. Desde que el ser humano descubrió el fuego, la cocción de alimentos sobre brasas se convirtió en una práctica común. En América, los indígenas utilizaban parrillas rudimentarias hechas de ramas y piedras para asar carnes y pescados.
Con el tiempo, la parrilla evolucionó hasta convertirse en un elemento central de la cocina al aire libre. En Argentina, el asado es una tradición cultural que gira en torno a la parrilla, mientras que en Estados Unidos, las barbacoas son sinónimo de reuniones familiares y celebraciones. Hoy en día, las parrillas modernas incluyen desde modelos de carbón y gas hasta parrillas eléctricas, pero todas comparten un mismo propósito: cocinar alimentos con ese sabor ahumado y único que solo el fuego puede dar.
Mantener tu parrilla limpia no solo prolonga su vida útil, sino que también garantiza que tus alimentos tengan un sabor óptimo. Aquí tienes algunos consejos prácticos:
Limpia después de cada uso:
Espera a que la parrilla se enfríe un poco, pero no del todo.
Usa un cepillo de alambre para eliminar restos de comida y carbonización.
Usa productos naturales:
Mezcla bicarbonato de sodio y agua para formar una pasta y úsala para fregar las superficies.
El vinagre blanco también es excelente para desinfectar y eliminar olores.
Quema los residuos:
Después de cocinar, deja la parrilla encendida a temperatura alta durante 10-15 minutos para quemar los restos de comida.
Luego, usa el cepillo para retirar las cenizas.
Limpia la grasa acumulada:
Retira las bandejas de grasa y límpialas con agua caliente y jabón.
Evita que la grasa se acumule, ya que puede causar incendios.
Protege tu parrilla:
Usa una funda resistente al agua para protegerla de la intemperie cuando no la uses.
Aplica una capa fina de aceite vegetal en las rejillas después de limpiarlas para prevenir la oxidación.