Pollo Frito Crujiente al Horno con Adobo Mexicano
Hay muchas técnicas diferentes, pero aquí hay algunas de las mejores maneras de preparar un pollo crujiente y jugos

Hay muchas técnicas diferentes, pero aquí hay algunas de las mejores maneras de preparar un pollo crujiente y jugos
1 pollo entero, cortado en piezas
1 taza de harina
1 cucharadita de paprika
1/2 cucharadita de ajo en polvo
1/2 cucharadita de cebolla en polvo
1/4 cucharadita de pimienta negra1
1/2 cucharadita de sal
2 huevos grandes, batidos
1/4 taza de leche
Aceite vegetal para rociar
1/4 taza de jugo de naranja
2 cucharadas de vinagre de manzana
2 dientes de ajo, picados
1 cucharadita de comino molido
1/2 cucharadita de orégano seco
Sal y pimienta al gusto
1. Marinado con sabor auténtico Prepara el adobo mezclando jugo de naranja natural, vinagre de manzana, ajo picado, comino, orégano seco, sal y pimienta negra al gusto. Coloca las piezas de pollo en una bolsa con cierre hermético y vierte el adobo sobre ellas, asegurándote de que queden completamente cubiertas. Refrigera por al menos 30 minutos, o idealmente hasta 24 horas, para lograr un sabor más profundo y aromático.
2. Empanizado sabroso y ligero En un tazón hondo, mezcla harina de trigo con paprika, ajo en polvo, cebolla en polvo, sal y pimienta. En otro recipiente, bate un par de huevos con un chorrito de leche. Retira el pollo del marinado y sécalo ligeramente con papel de cocina. Pasa cada pieza primero por la mezcla de huevo y luego por la harina sazonada, cubriéndola bien. Sacude el exceso y colócalas sobre una rejilla encima de una bandeja para hornear. Rocía con un poco de aceite vegetal en spray para asegurar un dorado uniforme.
3. Cocción al horno Precalienta el horno a 200 °C (400 °F). Hornea durante 45 a 50 minutos, o hasta que el empanizado esté dorado y crujiente, y la temperatura interna alcance los 75 °C en la parte más gruesa del pollo. Retira del horno y cubre ligeramente con papel aluminio. Deja reposar durante 5 minutos antes de servir, para que los jugos se redistribuyan.
Textura extra crujiente: Añade pan rallado o panko a la mezcla de harina para una capa más crujiente.
Personaliza el adobo: Puedes incorporar chile en polvo, yogur griego, zumo de limón o cilantro fresco según tu gusto.
El reposo importa: No omitas el tiempo de marinado ni el reposo tras la cocción; son claves para un pollo jugoso.
Para obtener ese equilibrio entre una corteza crujiente y un interior jugoso, lo esencial es comenzar con un pollo de buena calidad —si es posible, orgánico o de granja— y respetar los tiempos de marinado y reposo. El marinado, ya sea con cítricos, yogur o vino, aporta humedad y sabor desde dentro. Al hornear, asegúrate de que las piezas estén bien secas antes de empanizarlas, y aplica una ligera capa de aceite por encima para que el horno logre ese dorado tan apetecible sin necesidad de freír. Un termómetro de cocina te garantiza una cocción segura sin resecar la carne. Y al final, ese breve reposo bajo papel aluminio hará toda la diferencia: la carne retiene sus jugos y queda más sabrosa.